¿Qué pasaría si te dijera lo siguiente?

«Deberías dejar derivar una “wooly bugger” verde oliva, con solo un leve arrastre lateral, justo por la corriente principal. Estate atento a un destello dorado cuando la trucha pique».

¿O lo siguiente?

«Realiza un agarre gastón hacia la izquierda, presiona fuerte con el pie derecho en la inclinación y usa el punto muerto para llegar a la regleta en invertido».

Lo creas o no, ninguna de estas frases es el resultado de una suma de palabras sin sentido. De hecho, muchas personas entenderían justo lo que quiero decir en cada caso. Un experto en pesca con mosca sabría lo que le estoy aconsejando en el primer ejemplo y un escalador pillaría lo segundo enseguida.

El lenguaje puede hacer que las personas se sientan bienvenidas y que forman parte del grupo, o puede hacer que se alejen e incluso se sientan fuera de lugar.

…habla de un modo que dé testimonio de lo bello y cercano que es Dios,

Jesús se dio cuenta de ello. Por eso, le hablaba a la gente utilizando un lenguaje y unas ideas que les resultaban familiares. A dos pescadores les dijo: «Vengan, síganme, y los haré pescadores de hombres» (Mateo 4:19 NVI). A un joven rico centrado en las inversiones le dijo: «Tendrás tesoro en el cielo. […] Ven y sígueme.» (Mateo 19:21 NVI). A una mujer que buscaba agua en el pozo en el calor de la tarde le dijo: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna» (Juan 4:13, 14 NVI).

Jesús no solo estuvo disponible y accesible al caminar los polvorientos caminos de la antigua Judea, sino que también hizo que su lenguaje fuera comprensible y cercano para quienes lo escuchaban. Por supuesto, esto tiene sentido porque él era el Verbo «hecho carne» (Juan 1:1-3, 14). El propósito de las palabras es comunicar y conectar, no excluir ni alejar.

Como cristianos, deberíamos seguir el ejemplo de Jesús de hablarle a la gente con el amor y la fidelidad de Dios, a través de un lenguaje que sea comprensible, interesante y atractivo. Nuestro objetivo, sobre todo cuando hablamos con posibles creyentes (¡que básicamente son todas aquellas personas que aun no son creyentes!), debería ser hablar de un modo que dé testimonio de lo bello y cercano que es Dios, en lugar de un ser distante y elitista. Deberíamos actuar como Pablo con los antiguos griegos en Atenas cuando, tras comunicarles numerosas palabras de afirmación, les dijo con total naturalidad: «Dios “no está lejos de ninguno de nosotros”» (Hechos 17:27).

A person wearing glasses, a red sweater, and a black quilted vest with the "Light Bearers" logo stands against a textured wall with arms crossed, smiling at the camera.
David Asscherick
PONENTE Y DIRECTOR at Light Bearers

David es orador/director de Light Bearers y cofundador e instructor de ARISE. Desde su bautismo en 1999, David ha viajado por todo el mundo predicando y enseñando el evangelio de Jesucristo. Él y su esposa Violeta son los felices padres de dos niños, Landon y Jabel.